On Understanding "Christian" Mexico | Entender al México Cristiano

(English below)

México es un país “cristiano”. Cuenta con una población que así se declara. Sin embargo esto hay que matizarlo. De toda la población que dice ser creyente, un 83.9% es católico, 7.6% evangélico y 2.5% otro culto. De acuerdo al último censo de población del INEGI 2010 Instituto encargado de llevar la estadística poblacional por parte del gobierno federal.

El gobierno mexicano es “tolerante” con las manifestaciones diversas de la Fe. El discurso oficial es el de mantener un escrupuloso Estado Laico. El que es entendido solo como la separación de las iglesias en los asuntos del Estado. Lo que es cierto casi en su totalidad. Porque el involucramiento en política de jerarcas eclesiásticos desde tiempos inmemoriales es del dominio público. El clero político está presente todo el tiempo tras las cortinas de la simulación. Y solo ha habido, en la historia moderna de México, una persecución de creyentes. Esta etapa se conoce como la “Guerra de los Cristeros” o la Cristiada”. Donde por órdenes del entonces presidente Plutarco Elías Calles se cerraron todas las iglesias católicas de México.

Una persecución de cristianos per se, no se ha dado en México desde entonces. La gente puede profesar su fe libremente dentro de un templo. El lugar destinado para ello y a la que quedaron confinadas las diversas manifestaciones de ellas. Y tal como sucedió con la “despistolización” del México posrevolucionario, cuando toda la población tuvo que entregar las armas que poseía después de la “Guerra Revolucionaria de 1910”, sucedió con el ámbito de la religión. Quedó confinada a las Iglesias y fuera de toda actividad y vida pública. A la que tuvieron que renunciar y dejar.

Los ministros de culto fueron prohibidos de ser votados a puestos de elección popular. A diferencia de otras democracias o inclusive de regímenes totalitarios donde sí pueden ser votados. En México hay que renunciar voluntariamente a aspirar servir a la gente desde el poder político. 

“La Guerra Cristera, también llamada Guerra de los Cristeros o Cristiada, fue un conflicto armado de México que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación así como en procedimientos civiles. 

La Constitución mexicana de 1917 establecía una política que negaba la personalidad jurídica a las iglesias, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público fuera de los templos. Algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250 mil, 5 entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano”. (https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Cristera).
En México actualmente se toleran a las Iglesias y su obra para con los pobres. Es bien vista siempre y cuando se mantengan dentro de estos parámetros de no involucrarse en política. Adentro de “las cuatro paredes” de los templos. Por lo que no es lo mismo el ser cristiano en un país comunista, como lo fue Rusia, en la actual China, o en un país musulmán. En México por esto no existe la persecución de creyentes como tal. Por lo mismo es importante definir qué es “persecución” y cómo se ejerce. 

Se violan los derechos que la Constitución Mexicana concede a sus ciudadanos cristiano-evangélicos. Como la libre expresión de las ideas. Se puede decir que en México el gobierno no persigue a nadie por su fe. Sin embargo no es “bien visto” y hasta toma una forma de rechazo o de condena el expresar un punto de vista evangélico. Más si la expresión se refiere a algún aspecto cultural que tenga que ver con decir la verdad, guardar fidelidad en el matrimonio o no participar en actos de corrupción. Lo que es el mensaje fundamental del Evangelio. 

Afirmo que lo que podría considerarse como “persecución” de cristianos, en México se disfraza de coerción o presión de grupo. Que es como su “prima”. La coerción hace lo mismo, provoca lo mismo, resulta en lo mismo. Persecución y rechazo a los cristianos. Se sufre igual pero tiene diferente en nombre. Y no me refiero al fanatismo religioso que chocante siempre y en todos los países. 

Lo que está atrás de toda esta intolerancia no puede atribuirse a una sola causa, sino a varias. Producto de una gran dosis de humanismo secular que viene de los Estados Unidos de América en diversas formas como: Acción afirmativa, Feminismo de Género y las políticas poblacionales que organismos internacionales de derechos humanos propagan como la nueva cultura para una nueva era y un nuevo orden mundial.

México es un país que no es racista. Pero que ejerce una discriminación fuerte y dura. La que está “vedada” a los ojos del extranjero. Es decir, no es abierta. Se hace a las espaldas de la gente. Se niegan los derechos humanos y civiles de una persona. Los que muchas veces son desconocidos en la mayoría de las personas. Lo que facilita la injusticia. 

Se ejerce un “bulling” destructivo. A lo que se le denomina, “darle café cargado” a alguien. A la persona evangélica se le mantiene fuera o lejos de los grupos de poder o de la toma de decisiones. No se le invita a las fiestas o celebraciones. Se les cataloga comopersonas “raras” por expresar ytener sus convicciones religiosas o “su religión." Eso es motivo de verse “perseguidos” o discriminados. 

Una de las formas como se puede auxiliar a México en la actualidad, no es solo con ayudas económicas. Como se ha hecho hasta ahora, por misericordia y para coadyuvar a paliar la pobreza existente entre la gente de las Iglesias. Hay56 millones de pobres en el país. La pobreza es, sigue y seguirá estando ahí debido a la gran escala en que la corrupción se practica en todas las esferas de la sociedad mexicana. Entonces, sin dejar de hacer lo anterior, se debe auxiliar y buscar la involucración con la “Iglesia sufriente”, pero antes debe de ser revaluada tal ayuda e involucración. 

Buscar participar con organizaciones civiles de desarrollo social que sean dirigidas por personas cristianas que entiendan que “El Reino de DIOS” ha de extenderse afuera de los muros de sus edificios y que es usando estrategias mercantiles. Con una buena administración. Que estén adecuada y legalmente constituidas. También localizar e invitar personas que en lo individual estén haciendo una labor no solo de combate a la pobreza, sino una labor intelectual para transformar un país que siempre estará agradecido con lo que ha recibido en forma de ayuda misionera material desde el SXIX. Pero que se encuentra igual de pobre como entonces y sumida en la más completa ignorancia. 

Los enemigos a vencer son la pobreza e ignorancia. A la que se le agrega uno tan letal o peor que ambos juntos, “El Humanismo Secular”.  Así y por ello, no hay necesidad de que gobierno alguno persiga a la Iglesia en México. Porque “perecen solos por falta de conocimiento”. Ahí El Meollo del Asunto.


Mexico is a "Christian" country. It has a population that is 85.9% Catholic, 7.6% evangelical, and 2.5% belong to other faiths. This according to the last census by INEGI, the federal agency in charge of national statistics, in 2010. 

The Mexican government is "tolerant" of diverse expressions of faith. The official discourse is that the state maintains a scrupulously secular public square. In practice this means that the church keeps itself completely separate from state concerns. This holds true in general, though political and ecclesiastical hierarchies have been involved with one another since time immemorial. 

In modern Mexico, there has been only one true persecution of believers. This era is known as the Cristero War (1926-1929), and by order of then-president Plutarcho Elias Calles all the Catholic churches were closed.  

A true persecution of Christians has not taken place in Mexico since. The people may profess their faith freely in places of worship, those places designated for such acts and where they are to stay contained. And just as the country was "de-pistolized" after the Revolutionary War of 1910, so also the area of religion was neutered of its power. Thereafter, the expression of religion was confined to church buildings and kept out of all areas of public life. 

Anyone who led worship services was prohibited from also holding public office. This is distinct from other democracies and even some totalitarian systems where the clergy may stand for election. In Mexico, however, religious service required resignation from public service. 

The Cristero War was an armed conflict between the government and lay militias, parish, and Catholic leaders who resisted the application of laws intended to restrict the church's access to national resources and civil processes. 

The Mexican Constitution of 1917 installed policies denying churches the right to purchase real estate and preventing religious gatherings outside of church buildings. Historians estimate the number of dead in the Cristero War at some 250,000, of which five thousand were civilians.  

Today in Mexico, churches are tolerated, along with their work among the poor. This is permissible as long as the church stays far from politics and within the "four walls" of the church. The restrictions are not to the extreme of certain present-day Muslim countries or China, for example. In Mexico, therefore, there is no persecution of people of faith, as such. For that reason, it is important to define "persecution" and how it is carried out. 

One group whose rights are violated under the Mexican Constitution are evangelical-Christian citizens in the area of free expression of ideas. We can say that the Mexican government does not single people out on the basis of their faith. Nevertheless, it is "unseemly," and there is even a kind of rejection or condemnation upon expressing an evangelical viewpoint. This is even more pronounced when that viewpoint touches on cultural issues where truth is debated, such as on the issue of fidelity in marriage or opposing corruption. These are, of course, the fundamentals of the Christian Gospel. 

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MEXICO 

I assert that what would be considered "persecution" of Christians in Mexico is instead disguised as peer pressure or group coercion. This is not that far removed from open coercion, which provokes and results in the rejection of Christians. The suffering is the same even if the name is different. And I am not in any way referring to the religious fanaticism that is so off putting in every country. 

Behind this intolerance we find not one buy many causes, which are the product of large doses of secular humanism entering from the United States of America in diverse forms. These ideas include radical gender theories, international organizations' human-rights agendas for population control, promotion of a "new era" culture and a new world order. 

Mexico is not a racist country. But it does exercise a strong and firm discrimination, one which is often hidden from the eyes of foreigners. That is, it is not out in the open. It is done behind people's backs. Certain human and civil rights are denied to a person, rights that the majority might never even miss. This facilitates injustice. 

We see destructive bullying, or what we call "giving someone a spiked cup." The evangelical person is held outside, far from groups that wield power or make decisions. They are not invited to fiestas or celebrations. Evangelicals are thought to be "strange" for expressing their religious convictions. This marginalization is what leads to their being "persecuted" or discriminated against. 

Mexico has sought to move its 56 million impoverished citizens forward primarily through economic assistance. A main source of mercy and assistance to the poor has been the church. Poverty will always be a part of Mexican life, however, due to the prevalence of corruption. 

Thus, we should look to get involved with the "suffering church," but first we should consider the most prudent form of investment. One method is to enlist support from civil-society organizations that are headed by Christians that understand that the "kingdom of God" extends beyond church walls and that utilize good market strategies. These should have good administration and be legally constituted. In addition, leaders should look for and invite individuals that are working not only to combat poverty but also to develop intellectual resources to transform the country. All with an awareness of the debt they owe to missionary assistance in the 19th Century. 

The enemies we have to conquer are poverty and ignorance. And to those we add a yet more lethal enemy: secular humanism. For that reason, the government should never persecute the church in Mexico because "where there is no knowledge, the people die alone." And that is the heart of the matter. 

Twitter: @elmeoyodlasunto
Email: dnlvalles@gmail.com